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viernes, 11 de enero de 2013

Los trastornos del aprendizaje

Los trastornos  del aprendizaje han sido estudiados desde diversas posturas que intentan ya sea explicar o resolver las complicaciones que se presentan en el ámbito escolar,  aun cuando que en general estas trastornos se hacen notorias en la educación formal, éstas afectan otros ambientes en la vida de las personas, a veces de por vida.
En este sentido, los trabajos de la psicología educativa sobre el tema de las trastornos de aprendizaje son muy amplios y exitosos. Sin embargo, no siempre se mantienen los avances obtenidos con las estrategias de aprendizaje, ya sea porque el psicólogo deja de trabajar con el niño, cambia el profesor, hay cambios de ciclos escolares, se cambian las estrategias de trabajo y entonces se pierden los efectos de las intervenciones psicológicas.
Este efecto de aprendizaje, casi siempre se diluye, en parte, porque solo se piensa en el qué enseñar, y cómo enseñar. Es muy común escuchar o leer que los problemas de aprendizaje se deben al modo de enseñanza, y quizá sea así en algunos casos, pero en otros, ese efecto de mantenimiento se pierde por que se confía en la memoria y se hacen de lado los estudios sobre el cerebro, por lo que apelar a la plasticidad cerebral, como proceso más permanente de aprendizaje es la propuesta de este trabajo.
Es por ello que desde el punto de vista de la neurociencia, se permite observar los procesos cognitivos molecularmente, paso a paso, lo cual hace fascinante para la comprensión de tareas tan cotidianas como la lectura o la escritura, pero las vuelve complejas cuando se les observa con tanto detenimiento,  pues las desmenuza hasta la mínima expresión, por lo que es muy sencillo perderse en los detalles y olvidar el problema que motivó tal búsqueda.
Sin embargo, la ventaja de esta postura, es que evita caer en el error de hablar, por ejemplo, de trastorno en la lectura, pues cabría preguntar ¿en cuál de los proceso?, ¿el problema es que no se han aprendido los sonidos relacionados con los símbolos?, o ¿no se nota la diferencia entre una letra y otra?, tal vez ¿no se comprender lo que se lee?, pero siempre será posible detectar el eslabón que está causando problema para el proceso. Por supuesto, cada eslabón de la cadena de eventos es importante, si no se conocen las letras no será posible comprender lo que se lee, pero no quiere decir que hay daño, ya que el cerebro siempre estará listo para aprender otras formas de aproximación a los eventos.
Tal vez sea por ello que en general cuando se busca un diagnóstico para los s trastornos de aprendizaje se detectan aquellas tareas que no se ejecutan como la mayoría de la población, sin embargo, se olvida muy fácilmente reflexionar sobre lo que ese niño si puede hacer, y desarrollar su potencial a partir de sus fortalezas, es el mejor modelo centrado en el alumno, pues es el alumnos el moldeador de su propio aprendizaje.
Es por ello que la ventaja de la neurocognición, es que explica los procesos mentales superiores desde las redes neuronales y los procesos bioquímicos, y sus estudios pueden ser  tan sofisticados como analizar la molécula implicada en la memoria o comprender las redes neuronales especificas relacionadas en la pronunciación de una palabra, pero no ha logrado ser un puente real entre la bioquímica cerebral y las ideas, ya que hay una pregunta que aún no tiene respuesta: ¿en qué momento las conexiones neuronales se convierten en experiencia subjetiva?. Espero que en los próximos 10 a 20 años sea posible responder a ello, sin embargo, es el mejor puente que existe hasta ahora para comprender los procesos mentales superiores.
Me parece que determinar la mejor manera de aprender, es un aspecto completamente personal, no hay fórmulas mágicas o programas aplicables de manera general. El color rojo resultará atractivo para algunos mientras que otros lo verán ofensivo. Habrá quienes necesiten 2 segundos para comprender una tarea, mientras que algunos jamás la comprenderán, otros intentarán recordarla solo para aprobar el examen bimestral.  A pesar de todas las investigaciones sobre los procesos de aprendizaje, no existe un currículo que aproveche todo ese conocimiento.
La comprensión del cerebro, permite, por otra parte, buscar mejores modelos de enseñanza y de aprendizaje, apelar a la plasticidad cerebral, me parece es la mejor manera de dejar de lado el estigma de no puedes y nunca podrás. Todos tenemos trastornos específicos en algún área, pero lo que hace exitosos a algunos es la capacidad de buscar alternativas.
Los aprendizajes escolares usualmente son vistos como habilidades o tareas que los alumnos deben dominar como requisito para el éxito académico. Desde las aulas, uno de los  trabajos del profesor es ayudar a que el alumno adquiera esos aprendizajes y les vaya dando sentido, procurando una secuencia lógica de adquisición del conocimiento.
Sin embargo el niño aprende no solo en la escuela o de los libros, porque  cuando los niños ingresan a las escuelas, ya saben cosas. Algunas de ellas son herencias evolutivas que le permiten adaptarse de mejor manera al ambiente, por ejemplo el lenguaje, que desde los primeros días de nacido comienza a desarrollarse, primero a modo de llanto para proveerse de alimento y compañía y más adelante como medio de expresión.
Así por ejemplo, aquellos niños a quienes se les fomente el lenguaje y se les muestre que el lenguaje es una herramienta útil como medio de comunicación, serán más aptos para desarrollar un vocabulario más amplio y con el tiempo, serán niños para quienes la lectura y la escritura será un paso lógico a la transmisión de ideas. Mientras que los niños que se desarrollen en un ambiente más exigente para el movimiento, como los deportistas, generarán mayor cantidad de conexiones motoras, pues las ejercitarán más exhaustivamente y probablemente dejen de lado las palabras. ¿Qué explicaciones tendría que dar un niño al meter su primer gol o llegar a la meta primero que el resto de sus compañeros?.
En este sentido, cabe mencionar que  esta visión no es blanco y negro, los niños desarrollarán conexiones cerebrales que se manifestarán en habilidades de aprendizaje, ya sea en las áreas del lenguaje o del pensamiento o en actividades motoras dependiendo de que tanta estimulación brinde el ambiente, al mismo tiempo de qué tanto estas actividades se ven como necesidad. En este rubro caen las actividades que aunque se encuentren genéticamente programadas como el lenguaje y la aritmética, no se desarrollan porque el ambiente no las promueve.
Ejemplo de esto son los niños que aunque saben hablar y conocen las palabras para pedir su leche, los padres no les exigen emplear su vocabulario y solo es suficiente que el niño señale su vasito para que la mamá o quien cuida al niño traduzca la acción: ¡si mi vida: quieres tu leche caliente con chocolate y azúcar en tu vaso rojo!, dejando al niño sin posibilidad de explorar y desarrollar sus propias palabras que si fueran corregidas, eventualmente se ampliarían y se presentarían en un orden lógico.
El ejemplo anterior permite vislumbrar que para aprender deben existir ciertos principios. Por un lado, debe existir un cerebro capaz de hacerlo, y se sabe que en los primeros años el cerebro es una esponja apta para adquirir habilidades que le permita adaptarse.
En segundo lugar, debe existir la necesidad de aprender, pues de otro modo, el cerebro no se esforzará por crear conexiones y ello lo llevará a perder aquellas que no son aptas para mantenerse o que no se emplean. Este principio de la lucha del más fuerte y el más apto se hará evidente a lo largo de todo el desarrollo cerebral. Si no se usa un número telefónico ¿usted lo recordaría?.
De ahí que hay dos procesos que se vuelven indispensables para el aprendizaje, la memoria, la cual permitirá al sistema crear recuerdos de que algo es útil a partir de la estimulación del medio, por ejemplo, usted sabe leer estas líneas porque es una tarea que ha llevado a cabo muchas veces, primero como un juego y luego sistematizando la tarea hasta llegar al punto no solo de la lectura, sino de la comprensión de la lectura. Esto es posible gracias a la fiel amiga de la memoria: la motivación.
Cuando los bebés nacen, sus motivaciones son simples: comer, dormir, sentir el abrazo de mamá o de los cuidadores. Poco a poco esas motivaciones básicas, quizá egoístas, cambian por la necesidad de hacer feliz al cuidador, desarrollando la función social, y cuando esa persona sonríe ampliamente y le pide sonreír al bebé, este responde, y es que entre más contenta esté la persona, más tiempo le dedicará y sus necesidades se verán cubiertas. Poco a poco esta relación se hará más y más cercana al punto en que comenzarán a compartir. Si mamá quiere que responda de esta u otra forma, el bebé lo hará. Eso le permitirá dar el paso necesario para pedir cosas, como leche, o solicitar cobijo cuando sienta frío y desarrollar sus necesidades sociales.
Eso lo conducirá al siguiente punto de aprender lo que quiere, cuando quiere, y de ahí se desprende la etapa bien conocida por los padres de familia y educadores en la cual el niño aprende con repetición, preguntando y haciendo movimientos una y otra vez y otra vez y una más, hasta el punto en que son capaces repetir cada uno de los diálogos de una película de la cual usted está ya harto. ¿Ha leído alguna vez algo como eso?.
Es así que los niños antes de la enseñanza formal, aprenderán lo que les guste, lo que les permita adaptarse a las reglas del hogar, a partir  la estimulación del ambiente, de la repetición de actividades y de la exploración,  para que con ello creen una memoria que les permita sostener esa conexión neuronal y hacerla fuerte para que les sea posible construir otros aprendizajes que con el tiempo se volverán formales.
En conclusión, esta perspectiva explica los aprendizajes primero como necesidades humanas dispuestos para la sobrevivencia de la especie, ¿qué sería de la humanidad si no existiera la transmisión de conocimientos?, desde eventos simples como explicar a otros cuando un alimento ya no es comestible, o contagiar los hallazgos de la neurociencia.
Los aprendizajes requieren de estimulación del ambiente, capaz de crear una necesidad de ser empleados en múltiples tareas que generen conexiones neuronales regulares que eventualmente se hagan fuertes y con ello posibiliten el desarrollo de habilidades cada vez más complejas, generando cadenas de pasos, conocidos como procesos de aprendizajes, pues cada habilidad nueva se presenta gracias a otras que pueden remontarse al nacimiento.
Es importante también  la motivación  que estimule la práctica repetida, de la cual ya se analizaron los beneficios, pero además permita encontrar en el educando una razón para continuar el aprendizaje y autorregular su conducta determinada por los elogios que reciba de otros, dentro de los ambientes de clase, ya que aumenta la probabilidad de que una conducta se repita si esta resulta placentera o en todo caso provechosa y ¿a quién no le gusta demostrar que es capaz de hacer algo que otros no pueden?. Sin embargo este principio sugiere también que no hay solo una forma de aprender, pues el cerebro humano a diferencia de una computadora que solo aprende lo que se le programa, es capaz de buscar múltiples respuestas a un solo problema, con el fin de lograr la satisfacción. Esto sin embargo, va en contra de la escuela tradicional, la cual ve al aprendizaje como el reflejo de una sola respuesta, invariable e igual para todos, dejando de lado al alumno que aunque de modo correcto, no responde de la manera esperada.
El aprendizaje cuando se practica y está basado en la motivación, entra al proceso de memoria este va a permitir automatizar las cadenas de respuesta y así economizar pasos para el logro de metas. Todo aprendizaje al principio debe ser modelado es decir, otros deben mostrar y explicar cómo hacerlo, excepto aquellos que se basan en reflejos o necesidades vegetativas como respirar, deglutir o parpadear, y poco a poco se automatizan hasta hacerse sin pensar. La primera vez que usted vio letras, alguien le dijo que esos signos eran letras, con el tiempo, fue capaz de darle sentido a los signos, y con el paso de los años ahora es capaz de leer y comprender, esto gracias a una reducción en los pasos que solía dar cuando inició el proceso de lectura, el cuál ahora es prácticamente automático.
Por si fuera poco la memoria, permite almacenar información, siempre y cuando ésta sea significativa y se aplique más de una vez y de preferencia en más de un ambiente. Por eso seguramente usted ya no recuerda el nombre del autor de este artículo a menos que conozca trabajos previos. De no ser así, el nombre no es relevante.
Siendo así, aprender es algo más que cargar libros y llenar planas, eso lo sabemos todos, pero desde la perspectiva neurocognitiva, aprender es un proceso cerebral, compartido socialmente, pues el cerebro requiere de la estimulación del medio y de la aprobación social para decidir si ha dado las respuestas necesarias y además es ¿por qué no?, motivante.

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